Esta vez quiero escribir sobre algo que escucho a menudo y no hace más que ofuscarme. Este domingo escuche al gobernador de San Luis (Alberto Rodríguez Saá) decir que quería que le vaya bien al gobierno, porque si le va bien le iría bien a la Argentina. Numerosas veces escuché decir a miembros de la oposición decir eso. Me parece que es una premisa totalmente falsa. A continuación daré mis razones.
¿Cuál es la razón por la que lo dicen? Muchos hombres de la oposición creen demostrar con esa frase que lo que no quieren es poner palos en la rueda, sino por el contrario contribuir a que la Argentina esté bien. No creo que esto sea falso, lo que me parece absolutamente errado y decepcionante es que deseen que al gobierno le vaya bien, para que de ese modo al país le vaya bien.
En primer lugar, creo que es distinto el gobierno que el país, la sociedad o el pueblo. No se puede asimilar al gobierno con la Argentina. De hecho, hay momentos en los cuales pueden tener fines diferentes. En ese sentido, al decir lo que dicen personas de la oposición están asimilando al gobierno con el país, ‘si a uno le va bien, al otro le va bien’, están equiparando los objetivos de uno y otro, los fines, los intereses.
Así las cosas, el gobierno puede tener como interés u objetivo realizar una buena gestión, tener altos índices de popularidad, ganar una elección, hacer cosas por el país que a su juicio resulten buenas, etc. Por el contrario, la Nación tiene como objetivos lograr el bienestar general, el desarrollo económico, el ejercicio de las libertades constitucionales, el respeto del Estado de Derecho, etc. Por ello, creo que lo que deberían decir los opositores es lo siguiente: ‘Si al país le va bien, al gobierno le va bien’, ya que tranquilamente puede ‘irle mal al país, pero bien al gobierno’, como de hecho se produjo hasta el momento anterior al 11 de marzo de 2008. Ello porque como vimos, no es lo mismo el gobierno que el país, y entre ellos puede haber fines, objetivos e intereses diferentes.
Esta fue mi leve explicación, en la cual no deseo extenderme, sino que quería mostrar la errónea conclusión a la que llegan algunos opositores, debido a unas falsas premisas que bordean el autoritarismo al estilo Luis XIV, confundiendo -o igualando-, al gobernante de turno con el Estado.
¿Cuál es la razón por la que lo dicen? Muchos hombres de la oposición creen demostrar con esa frase que lo que no quieren es poner palos en la rueda, sino por el contrario contribuir a que la Argentina esté bien. No creo que esto sea falso, lo que me parece absolutamente errado y decepcionante es que deseen que al gobierno le vaya bien, para que de ese modo al país le vaya bien.
En primer lugar, creo que es distinto el gobierno que el país, la sociedad o el pueblo. No se puede asimilar al gobierno con la Argentina. De hecho, hay momentos en los cuales pueden tener fines diferentes. En ese sentido, al decir lo que dicen personas de la oposición están asimilando al gobierno con el país, ‘si a uno le va bien, al otro le va bien’, están equiparando los objetivos de uno y otro, los fines, los intereses.
Así las cosas, el gobierno puede tener como interés u objetivo realizar una buena gestión, tener altos índices de popularidad, ganar una elección, hacer cosas por el país que a su juicio resulten buenas, etc. Por el contrario, la Nación tiene como objetivos lograr el bienestar general, el desarrollo económico, el ejercicio de las libertades constitucionales, el respeto del Estado de Derecho, etc. Por ello, creo que lo que deberían decir los opositores es lo siguiente: ‘Si al país le va bien, al gobierno le va bien’, ya que tranquilamente puede ‘irle mal al país, pero bien al gobierno’, como de hecho se produjo hasta el momento anterior al 11 de marzo de 2008. Ello porque como vimos, no es lo mismo el gobierno que el país, y entre ellos puede haber fines, objetivos e intereses diferentes.
Esta fue mi leve explicación, en la cual no deseo extenderme, sino que quería mostrar la errónea conclusión a la que llegan algunos opositores, debido a unas falsas premisas que bordean el autoritarismo al estilo Luis XIV, confundiendo -o igualando-, al gobernante de turno con el Estado.


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