viernes, 18 de abril de 2008

Combatiendo al capital


Lo primero que debemos comenzar a explicar es qué son las retenciones móviles, que tanto conflicto dieron en el último tiempo. Este tipo de retenciones son aquellas que varían de acuerdo con el precio internacional del commoditie que se trate. De este modo, a mayor precio internacional de un producto, mayor será la retención de la exportación que irá a las arcas del gobierno.
Tal vez, en principio, podríamos decir que no es tan injusto este tipo de derecho de exportación, ya que no se trata de un impuesto regresivo, sino lo contrario. Pero el problema radica en que –y sólo para dar un ejemplo–, al momento en que se crearon las retenciones móviles, éstas eran del 45% sobre la exportación de soja. Esto importa que el 45% de la ganancia bruta de los productores (pequeños, medianos o grandes) se la llevaba el Estado. Al ser un porcentaje sobre la ganancia bruta, es decir, sobre los números de exportación ‘en limpio’, el porcentaje real de lo que se llevaba el Gobierno era mucho más.
Asimismo, con este tipo de derecho de exportación se elimina cualquier tipo de especulación de los productores con el precio de los commodities, desincentivando de algún modo la producción; ya que si el precio sube, el que más se beneficiará será el Estado y no ellos.
Lo cierto es que cualquier tributo por el cual se deba pagar un 45% resulta confiscatorio. Así lo tiene establecido nuestra Corte Suprema, que determinó que ningún tributo puede superar un 33%. Si bien el gobierno, luego de los reclamos del campo, dijo que iba a rever la situación para que no afecte a los pequeños productores, un gravamen de semejante magnitud no puede aplicársele a nadie: ni grande, ni medio, ni pequeño. Ello sin perjuicio de que se le otorguen incentivos a los pequeños productores, pero es una falacia que se puede confiscar a los grandes productores porque tienen mucho. La confiscación está prohibida en nuestra Constitución Nacional, por el contrario, garantiza el derecho de propiedad y a todos, a los que tienen mucho y a los que tienen poco. El derecho de propiedad y la imposibilidad de confiscar por parte del gobierno está garantizada a todos, no sólo a los que el gobierno cree que les corresponde tal derecho. Por lo tanto, una retención móvil que no tiene un techo máximo y que permite que un porcentaje superior al 33% -según lo dispuso la Corte-, se aplique sobre las exportaciones es confiscatorio.
Ahora bien, considero que es un error del gobierno creer que esto es una simple disputa con el campo que no tiene consecuencias para las demás ramas productivas argentinas. De hecho, esta elevación desconsiderada de las retenciones importa una falta de previsibilidad, de reglas de juego claras y un perjuicio a los productores; pero también es un mensaje para los potenciales inversores, ya sean nacionales o extranjeros. Y este mensaje es que si hay alguna actividad que tiene cierta rentabilidad, de un día para el otro el gobierno puede convertirla en no rentable, o peor aún, el gobierno puede decidir cuál será la rentabilidad de los empresarios y cambiarla según su arbitrio, en cualquier momento. De esta manera, me parece que el perjuicio que le ocasiona el gobierno a nuestro país es mucho mayor de lo que parece. Con acciones como éstas, se está echando a los inversores. Creo que en estos primeros meses de gobierno de la presidente Cristina Fernández, se tomaron decisiones erradas que serán muy difícil de corregir, y por lo tanto, durante el resto de la gestión será muy difícil atraer capitales que den más empleo en la Argentina.
Nuestro gobierno no toma conciencia de la necesidad de inversión que tiene cualquier país que quiera desarrollarse; su soberbia y omnipotencia es tan grande que desconoce la realidad, y eso asusta mucho ¡Pobre el futuro de nuestra Argentina! Lo peor es que los diferentes países de la región están aprovechando nuestra total falta de lógica.
Es necesario también que nos preguntemos en qué contexto se crearon estas retenciones, para qué, con qué razón. Así es que la razón principal por la cual se crearon estos nuevos tributos es por el desequilibrio fiscal que tienen las cuentas estatales. Si bien es cierto que hasta hace algunos meses teníamos un superávit fiscal, el gasto público se fue desmadrando para ganar ‘sea como sea’ las elecciones presidenciales de octubre del año pasado. Si bien en un principio se pensó que el gobierno de Cristina iba a quebrar esta tendencia alcista del gasto público, para reequilibrar al fisco y contener la inflación, se produjo todo lo contrario: el gasto sigue creciendo a pasos agigantados y se necesita obtener dinero a cualquier precio. En efecto, el modelo que inició Kirchner hace 5 años se está encrudeciendo, los subsidios cruzados son un esfuerzo en vano por contener la inflación, crean un capitalismo de amigos, requieren cantidades crecientes de dinero por parte del Estado y va a llegar un momento en el que se deba cortar con ellos y sincerar la economía. El gobierno entró en un círculo vicioso que creo que ya es imposible contener. Las advertencias que se vienen haciendo desde hace rato no fueron tenidas en cuenta y, por ello, es difícil creer que serán tenidas en cuenta a partir de ahora.
Asimismo, no creo que sea real el fin distributivo del ingreso que dice tener el gobierno al crear la movilidad en las retenciones. De hecho, el gasto público creció para financiar la pobreza, parar doblegar, amedrentar y hacer vivir a ciertos sectores de la población bajo el favor del gobierno. El gasto creció para ganar las elecciones en Octubre, para conservar el poder. Además, la mejor manera de combatir la pobreza y darle a los que menos tienen es atrayendo capitales, no ahuyentando inversiones. Por lo tanto, me parece que un gobierno que hace una utilización discrecional de ‘la caja’, sin seguir pautas objetivas, rechazando cualquier tipo de control y doblegando sectores no puede decir que sus fines recaudatorios son para distribuir ingresos,. Por otra parte, si bien es correcto distribuir, no es posible hacerlo de cualquier modo y afectando principios elementales del derecho constitucional como el derecho de propiedad.
Para ir concluyendo, creo que nuestro gobierno toma la actitud de una persona que sufre claustrofobia y al sentirse encerrado en una habitación solicita que se cierren todas las ventanas y todas las puertas para poder sentirse mejor.
En primer lugar, el endeudamiento de nuestro país es sumamente caro, está a niveles de países en default luego de la estafa que se le realizó a los tendedores de bonos ajustables por CER con la manipulación de datos en el INDEC y por la falta de arreglo con algunos acreedores, como el Club de París. A su vez, el gobierno en su soberbia echa del país a los inversores, y a los que todavía quedan los asfixia cada vez más. La presión tributaria es creciente para disminuir el desequilibrio fiscal producido por el aumento del gasto público para financiar la pobreza. Y finalmente, se dice ser un gobierno progresista que ayuda a los pobres, sin embargo los está perjudicando con una inflación cada vez más peligrosa, desconociendo que es el impuesto más regresivo y que los más afectados son los sectores más pobres de la población.
Por último, es necesario mencionar el creciente autoritarismo de la presidente, la búsqueda constante de enemigos de la patria y la constitución de un pensamiento único. Es grave ver como el gobierno constantemente cree tener la verdad, no dialoga y critica a los que piensan diferente y tienen una opinión distinta a la oficial. Sin más, vaya y prenda la televisión en este preciso momento y vea sobre quién está hablando la presidente –o sus emisarios–, y a quien le está diciendo que es un enemigo del país, que defiende los intereses del establishment y que quiere desestabilizar al gobierno por ‘pensar’ distinto.